El año 2015, en plena guerra de Siria, recuerdo que se planteó acoger refugiados de ese conflicto armado que todavía sigue. Fueron decenas de familias totaneras e instituciones las que se ofrecieron para acogerlos incluso en sus propias casas. El reflejo de un pueblo sensibilizado por las personas inocentes que sufren en cualquier punto del mundo.
Ayer sentí vergüenza ajena al ver a algún/a energúmena/o grabar y difundir videos a familias y niños que van a ser acogidos en Totana durante un tiempo en el Hotel Plaza. Familias que huyen de la persecución en sus países y que el Gobierno Español a través de Naciones Unidas y la Unión Europea organiza programas de atención humanitaria. ¿Qué nos han hecho mal a nosotros para reaccionar con ese odio y rechazo propio de mentes enfermas incapaces de tener un mínimo de empatía por seres humanos en una sociedad que lucha por los derechos y el bienestar de los animales? ¿Hemos perdido la humanidad para llegar a ese extremo?
Mi familia es de este pueblo hasta las generaciones que conozco y se de su lucha y sufrimiento para salir adelante y avanzar honestamente. También de los valores que nos han legado a través de los años. Hermanos de mi abuelo Juan, (Bartolo y Ginés) a principio del siglo XX se embarcaron hacía Venezuela buscando un mundo mejor. No les salió bien y volvieron. En los años 20, cruzaron a pie los Pirineos para quedarse a vivir en Francia donde fallecieron de viejos. Aportaron su trabajo y ayudaron a Francia en la lucha contra la ocupación nazi.
El hermano de mi abuela, Isidro, emigró a Barcelona en aquellos años, cuando falleció su padre. Montó una empresa de transporte y ayudaba a todas las personas que llegaban de Totana cuando los murcianos eran "apestados" en esa zona. También mi abuela Eusebia, trabajó sirviendo en la Casa de los Señores Trinchet en San Feliu de Codina. Aquellos años de sacrificio le valieron para construirse la vivienda familiar en Totana y tener un desahogo.
Mi padre, Diego, emigró a Francia y también estuvo trabajando en el País Vasco, en las minas. Hoy en día, dos de mis sobrinas (María y Tatiana) viven en Dublin (Irlanda) y Oklahoma (EE UU), donde trabajan tras su formación en España. Y así podría recuperar la historia de mi familia y la de cientos o miles de familias totaneras que conocieron la emigración y sus sinsabores. También a personas de otros pueblos de Murcia o Almería que al venir de Francia o países europeos, se afincaron en Totana y son como nosotros. Esa es la historia de un pueblo, como muchos.
La situación ha dado la vuelta y ahora, por circunstancias económicas o de la propia vida, somos un pueblo que ha acogido inmigrantes. Hace años que conviven con nosotros, generaciones de jóvenes nacieron aquí cumplen más de 20 años. Es una realidad que Totana ha cambiado en estos años. ¿Para mal? Los crecimientos suponen beneficios y problemas y creo que lo importante es afrontarlos como sociedad sana que somos o queremos ser.
Yo también probé en mis tiempos jóvenes la inmigración. Recuerdo un consejo de mi padre la víspera de mi marcha: "Donde vayas, no pretendas imponer tus normas. Tienes que aceptar las que existan y respetarlas...". Es importante tener muy claro que quien la haga la debe pagar porque la sociedad también ofrece a quien viene lo mejor de nosotros y no solo en el marco económico. nuestras costumbres, historia o cultura es contagiosa y eso nos hace grandes.
Una reflexión colectiva nunca está de más en momentos complicados. Los conflictos que genera el crecimiento no se solucionan con rechazo al diferente, porque es una realidad que debemos tratar con buena voluntad. Las mezclas de culturas funcionan si se enfocan bien, desde la tolerancia y el respeto de todos/as.
Ante los Problemas, delito o comportamientos anti sociales, hay que dejar trabajar a la Policía, Guardia Civil, Justicia e Instituciones. Grabar a una chica con problemas mentales y difundir en las redes con mensajes de intolerancia u odio, no arregla nada y si dice mucho de la catadura moral de quien lo hace. Sobre todo cuando lo que se utiliza es con fines políticos espurios. Si se quiere cambiar al Alcalde que ganó las elecciones en 2019, hay otros mecanismos que no son los de utilizar a inocentes para azuzar el odio y el rechazo.
Mi agradecimiento a las personas de bien que rechazan esas prácticas y promueven valores positivos en sus mensajes como la Solidaridad, Fraternidad o el mismo Sentimiento Cristiano. Yo sigo creyendo en mi pueblo y en mi gente y estoy convencido que saldremos de estas situaciones siendo mejores.
Juan José Cánovas.
Alcalde de Totana.